Miles de años atrás el oráculo de Delfos aconsejaba “conócete a ti mismo”, lo que tiene aún todo el sentido y razón para nuestra época, ya que las personas que tienen mayor autoconciencia poseen la capacidad de ser más creativas, menos críticas con los demás, pero por sobre todo son capaces de reconocer sus fortalezas y sus oportunidades de mejora.
Siempre que tengamos disponible un informe evaluativo de una persona con fines de desarrollo a partir de una herramienta psicométrica, debemos contemplar no solo el resultado cualitativo y cuantitativo de la misma; sino que también es sustancial contemplar el proceso de retroalimentación con el fin de generar una introspección de los resultados y un proceso de conciencia y reflexión por parte del individuo aplicante al proceso.
Suele suceder que la focalización del trabajo posterior a la medición se centra en explicar cómo funciona la prueba, cuál es su objetivo, que alcance tiene, cuál es su ficha técnica, que mide, para que sirve, a quien va dirigida, etc. En ocasiones se queda muy corta toda esta información para el propósito que requiere el aplicante, integralmente hablando.
Si bien son datos relevantes que le dan contexto de forma a la persona, es necesario complementar el ejercicio ayudando a identificar como se puede percibir o evidenciar en su ámbito laboral de manera cotidiana. Para el evaluado no tiene ningún sentido construir un plan de desarrollo basado en información etérea que no la relaciona con él y que no haya hecho una introspección previa de su contenido.
Generar identidad e introspección.
1. Verificar la intención:
2. Ayude a que operacionalice en primera persona:
3. Apoye a identificar la importancia de cada tema para el evaluado:
4. Acompañe a ver opciones, generalmente hay más de un camino disponible:
5. Evite dar formulas preconcebidas o modelos “enlatados” de desarrollo:
Conclusión
Escrito por:
Paulo Emilio Pinzón Loboguerrero
Director de Desarrollo y Liderazgo de personas